Hay artículos que parecen diseñados para recordarnos que el papel lo aguanta todo. El 9 es uno de ellos. Habla de legalidad, jerarquía normativa y respeto a la Constitución. Es, en teoría, el dique que impide que el poder se desmadre. Pero, en la práctica, a menudo parece una cortina de humo tras la que se ocultan las trampas del sistema.
Este artículo intenta imponer límites a los poderes públicos, pero vivimos en una España donde el poder cambia de forma, no de fondo. Donde la ley se interpreta según quién gobierne, y la Constitución se invoca como arma arrojadiza, no como compromiso compartido. El artículo 9 es el espejo en el que se refleja nuestra incoherencia: pedimos igualdad y justicia, pero toleramos privilegios e impunidad.